Testimonio del Encuentro
EL REENCUENTRO
Un año más, los jóvenes de la Diócesis de Astorga nos dimos cita en el Encuentro Diocesano de Jóvenes. Este año, lo celebramos en La Rúa de Valdeorras, provincia de Ourense, zona pastoral de Galicia de nuestra Diócesis.
El pasado 5 de mayo, en torno a las cinco y media de la tarde, nos reuníamos en el Colegio Diocesano "Pablo VI", sede del encuentro, todos los jóvenes procedentes de las diferentes zonas pastorales diocesanas. Allí, la gente de La Rúa les esperábamos y los sacerdotes rectores del colegio, Don José Manuel y Don José, nos abrían su casa y ¡¡¡por fin!!!, dormiríamos en colchonetas y no directamente en el suelo. Dada la bienvenida a todos y hecha una presentación de lo que íbamos a hacer, vimos un vídeo en el que se nos recordaba lo que S.S. Benedicto XVI nos dijo en Madrid el pasado mes de agosto con motivo de la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud. Fue un momento muy emotivo, en el que a más de uno de los que habíamos participado, se nos soltó alguna lágrima y nos corrió por el cuerpo como un cosquilleo que hacía intuir la intensidad del encuentro de este año.
Tanto es así, que luego tuvimos una catequesis en la que fuimos desgranando las palabras del Papa, con las que nos invitó a vivir celebrando lo que creemos y teníamos que creer, sin olvidarnos nunca de estar en conversación continua con el Señor a través de la oración. La catequesis fue muy enriquecedora en cuanto a que en cada parte en las que fue dividida (creemos, celebramos, vivimos y rezamos) estuvo impartida por un catequista que hizo una presentación doctrinal en función de la dimensión que le correspondía, enriquecida por testigos jóvenes que narraron con sencillez lo que ellos hacen cada día como cristianos y de qué manera viven su fe, nuestra fe. Además, la catequesis se impartió por turnos de cuatro grupos formados en función de las edades de todos los presentes. Los grupos fueron acompañados por un sacerdote y un monitor cuya misión era completar la catequesis y dinamizar el grupo, respectivamente. Personalmente, me gustaría destacar que, cada una de las partes de la catequesis, estuvieron muy bien logradas ya que fueron capaces de captar nuestra atención en todo momento y aprovechar el tiempo que se nos hizo corto en cada una de ellas.
Llegada la noche, nos fuimos a celebrar la Vigilia de Oración a la Parroquia de Nuestra Señora de Fátima, donde muy amablemente fuimos atendidos por su párroco, Don Lisardo. La Vigilia estuvo presidida por la Cruz (réplica de la Cruz de los Jóvenes) que nuestro obispo nos regaló a todos los jóvenes de la Diócesis. En esta oración, además de cantar y mucho, recordamos diferentes mensajes que el Papa nos dio a los jóvenes, nos acercamos al Padre a través del Sacramento del Perdón, contemplamos las llagas del Señor encendiendo unas velas en los lugares que ocuparon los clavos en la cruz y estuvimos escuchando a través de diferentes personas a Jesús Sacramentado, porque allí estaba el Señor, recordándonos sus palabras y nosotros empapándonos con sus mensajes de Amor, Verdad y Vida; como nos dijo que hiciéramos Benedicto XVI en la Vigilia de Cuatro Vientos.
Al término, regresamos al colegio donde tuvimos una velada hasta altas horas de la noche, donde el desparpajo y la alegría del momento se traducían en auténtica felicidad de esta unión y de ser cristianos.
El Domingo, después del desayuno, en la capilla del Colegio "Pablo VI", hicimos la oración de la mañana con la que saludamos al Señor. A continuación, salimos a recoger la Cruz de los Jóvenes a la parroquia de Nuestra Señora de Fátima. Una vez abrazados de nuevo a la Cruz, comenzamos nuestra marcha con nuestro gran símbolo cristiano por la arteria principal de La Rúa hasta la parroquia de San Esteban, donde nos esperaba nuestro obispo, Don Camilo, junto al párroco, Don Severino, para celebrar la Eucaristía. Mucha gente se asomaba a las ventanas o salían a las puertas de sus viviendas para mostrarnos su apoyo y dar gracias por el testimonio que con ese sencillo gesto estábamos a realizar. Fuimos recibidos en San Esteban con repiques de campanas y por el párroco, que no descuidó ni el menor detalle para que no nos faltase de nada mientras esperábamos para participar en la Eucaristía. En ella, acompañados por un muy numeroso grupo de gente de la Parroquia, por seis sacerdotes y por nuestro obispo, que nos “retó” a ser fuertes, a mantener nuestra fortaleza como cristianos, porque “no se puede encontrar a Cristo y no darlo a conocer” como nos dijo el Papa en la Eucaristía de Cuatro Vientos; a fortalecer nuestra fe, ya que “la fe no es fruto del esfuerzo humano, sino que es un don de Dios” y por ello nuestra fe debe y tiene que “consolidarse y crecer, hacerse más profunda y madura”.
Terminada la Eucaristía, regresamos a comer al Colegio "Pablo VI", donde comimos sentados y en una mesa (que es de agradecer a los responsables del colegio ya que no me acuerdo de hacerlo en ningún encuentro anterior) y, ya por la tarde, celebramos el Festival de la Canción Vocacional y Misionera, que este año resultó muy competitivo, y, por fin, ganó el Seminario Diocesano. Hay que reconocer que los grupos se lo curraron mucho y que todos ellos merecieron cada uno de los reconocimientos que se ganaron.
Muchas gracias a todos los que habéis participado por vuestra presencia cristiana, a los sacerdotes de las parroquias de La Rúa y del Colegio "Pablo VI" por vuestra calurosa y hermana acogida, a los organizadores por vuestros esfuerzos y trabajos, y gracias a la Delegación de Juventud, encabezada por Don Enrique, por elegir mi casa, La Rúa, vuestra casa. Y permitidme el agradecimiento más grande: GRACIAS SEÑOR, por este reencuentro.
Manuel Martínez García.