Testimonio del «Summer Event»
Antes de contar la experiencia vivida me gustaría hacer una breve reseña sobre el proyecto “Centinelas de la Mañana”. No se trata de un movimiento, el nombre hace referencia a una propuesta realizada por el Papa Juan Pablo II en la JMJ del 2000 en Roma, en la cual se dirigió a los presentes exhortándoles a ser centinelas de la mañana que anuncian la llegada del Sol que es Cristo resucitado. Así pues estamos hablando de personas, procedentes de distintas realidades de la Iglesia, que comparten el deseo de evangelizar. Jóvenes que hablan con otros jóvenes, volviendo a citar a Juan Pablo II “con nuevo ardor, nueva expresión y nuevos métodos”. Desde hace años en Italia se realiza el Summer Event, coincidiendo con las fechas estivales, en el que jóvenes de toda Italia y también de España se juntan para aprender a evangelizar, y realizar nuevas experiencias como “Una luz en la noche”.
Comencemos por el principio, el viernes día 9 nos pusimos en marcha, íbamos cuatro, un poco a la aventura, en coche, con más de 4000 kilómetros por delante entre ida y vuelta, pero con mucha ilusión y ganas. Del viaje podría contar mil historias y anécdotas, quiero destacar algún alto en el camino, como el que hicimos en Lourdes o en el Santuario de la Santa Casa de Loreto, que también hicieron del viaje algo único y provechoso.
Ya el domingo por la tarde llegamos a Campomarino, una bella y turística localidad de la costa adriática, donde estuvimos hospedados y se desvivieron por hacernos sentir como si estuviéramos en nuestra casa, y puedo decir que lo consiguieron. Celebramos la Santa Misa y a continuación nos sorprendieron con una alegre fiesta de bienvenida en la vecina localidad de Térmoli, en casa del Obispo D. Gianfranco de Luca, que sirvió cómo introducción y presentación del Summer Event.
El día siguiente estuvo centrado en la formación, D. Andrea Brugnoli sacerdote de la Diócesis de Verona que puso en marcha las iniciativas de Sentinelle del Mattino nos explicó a fondo en qué consiste el proyecto de los centinelas. También nos habló, entre otras cosas, sobre la necesidad del encuentro personal con Jesús vivo, el compromiso de todo bautizado de entregar la vida para la salvación de las almas y la importancia de la confesión para liberarnos del pecado. Tras la intensa jornada de formación tuvimos una vigilia en la que los mismos jóvenes que al día siguiente íbamos a realizar las actividades tuvimos la oportunidad de confesarnos y vivir en nosotros mismos lo que al día siguiente íbamos a ofrecer a otros.
El martes fue el día más intenso, realizamos las actividades de nueva evangelización. Primeramente en la playa, donde por primera vez se hizo el llamado “Soul Rescue” (salvamento de almas). Después de orar juntos recorrimos la playa de Térmoli hablando con la gente joven, anunciando el amor de Dios e invitándoles a tener un encuentro con Él a través del Sacramento de la Reconciliación. La gente respondió de forma muy positiva en general y acudieron por decenas a la zona habilitada con sombrillas y una estructura hinchable dónde eran recibidos e invitados a confesarse o simplemente a conversar con uno de los sacerdotes. En la misma zona se preparó una fuente con agua bendita cómo símbolo de la renovación del Bautismo y la vida nueva. También eran todos invitados a participar por la noche en la Catedral, dónde se llevó a cabo Una Luz en la Noche. El templo estaba tenuemente iluminado, en el altar un solo foco de luz: hacia el Santísimo. Él es la "luz en la noche". Hubo una afluencia de gente joven masiva que acudió a tener un encuentro personal con Jesús vivo, a reconciliarse, a orar. Finalizamos sobre las 2 de la madrugada dando gracias y alabando a Dios.
El miércoles, fue momento de puesta en común de lo vivido y de despedidas. Tras la misa de envío nosotros aún permanecimos allí hasta el día siguiente que emprendimos camino de vuelta. Personalmente me siento muy agradecido por la experiencia, con las pilas cargadas y con ganas de continuar aprendiendo. Verdaderamente da igual las expectativas previas, porque Dios siempre te sorprende y las supera con creces. Por último y muy rápido dar las gracias a mis compañeros de viaje (Don Enrique, Luís y José) y a todas las personas que de alguna u otra forma me ayudaron para poder ir o formaron parte del viaje.
David del Valle