Testimonio e Imágenes de los Ejercicios
Un grupo de nueve jóvenes hemos realizado los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, del 14 al 16 de Febrero. Hacer ejercicios espirituales, en lugar de otras muchas cosas que se podrían haber hecho, significa que nos tomamos en serio nuestra vida espiritual y nuestra relación con Dios.
En silencio (necesario para escuchar la voz del Señor que me dice ‘en el silencio hablaré a tu alma y en él oirás mi voz’), nos pusimos en camino para examinar la conciencia y meditar con la Palabra de Dios y así disponer el alma, para quitar todas las afecciones desordenadas.
Comenzamos el viernes, con la meditación del ‘Principio y Fundamento' que, con palabras de San Ignacio, es: ‘El hombre es creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su alma’. A partir de ahí, empezamos a recorrer, en tan sólo tres días, las cuatro semanas que duran los Ejercicios. Poco tiempo, pero suficientes para volver a colocar tu vida en el camino del Señor.
Pasamos desde la limpieza de nuestra alma (conocer y confesar nuestros pecados), pasando por la participación de la vida del Señor (a través las meditaciones acerca de su encarnación, pasión y muerte, hasta resucitar con Él).
El sábado por la noche, tuvimos adoración y turnos de vela. Y estas palabras de San Alfonso: “Y sabed que acaso ganaréis más en un cuarto de hora de adoración en la presencia de Jesús Sacramentado, que en todos los demás ejercicios espirituales del día”.
Concluimos el Domingo con la Misa conjunta con los otros dos grupos de adolescentes y preadolescentes. Demos gracias al Señor por estos ejercicios; son una de las cosas más serias y más importantes que se pueden hacer para dar una orientación en nuestra vida y poner orden en ella, en todos los afectos del corazón y en la relación con Dios.
Gracias también a Don Santiago, que nos acompañó, los hermanos de Las Ermitas, nuestros Seminaristas Mayores Carlos, Luis y Dani y todos los que han rezado por los frutos de estos ejercicios espirituales.